jueves, 29 de noviembre de 2012

Mi vida seguiría dentro de mí


Había llegado el momento, ya estaba todo terminado, era el día.

Todo recogido, las maletas hechas, las cajas con las cosas cerradas, las fotos, los cuadros embalados.

Abro la puerta y voy bajando los bultos al garaje, lleno el coche, creía que no entraría todo, que risas, y sobra espacio, bien colocado de sobra.

El viaje es largo. Son más de 500 kilómetros, subo y bajo, en dos viajes más todo listo.

Un vistazo rápido y me doy cuenta que todo esta limpio, como si
fuera el mismo día que llegué a esa casa, y habían pasado 6 meses.

Al cerrar la puerta sentí un escalofrío, una sensación de liberación, un
sentimiento de libertad, ya no pisaría mas esa casa, que nunca fue la mía, pero que sirvió como puente en mi vida.

Entregué las llaves a la dueña, subí al coche y arranque, conducir por las calles hasta la salida de la ciudad era como recorrer una carrera de velocidad, tenía
ganas, tenia prisa por iniciar el viaje.

Ya casi estaba en la autopista, faltaba menos de 500 metros, mi mente se paró de golpe algo no funcionaba, los recuerdos volaban a una velocidad mas rápida que las ganas por salir. Que había pasado en mi vida?, toda una vida para
esto?, para salir corriendo sin pensar en nada?

No podía ser, tenía que tener un minuto al menos para reflexionar sobre mí, sobre mi vida, toda una vida en un coche? Todo el esfuerzo en dos maletas y tres cajas?, todas las letras escritas entraban en una carpeta?.

Al mirar atrás del coche y ver lo que había en él, casi me asusto, era la
realidad de una vida, 5 bultos, era todo mi esfuerzo.

Un suspiro, una lágrima, o dos, corrieron por mis mejillas, y otro pensamiento llegó a mí. No, así no había sido mi vida, esa no era mi vida, esas cosas que
había en el coche no eran mías, me las encontré por el camino.
Mi vida era otra cosa, mi vida iba conmigo, dentro de mi, ese si era yo,  esos si eran mis esfuerzos, esos si eran mis valores, mis conocimientos,  todo lo importante estaba dentro de mi.  

Mire al infinito, que cada vez lo tenía más cerca, lo podía tocar con mis ojos.

Sabia lo que quería, como lo quería, y cuando lo que quería.

Aceleré y entre en la autopista, ya llegaría. No había prisa, mi vida seguiría dentro de mí

4 comentarios:

  1. Enhorabuena, querido amigo Txentxo, por este texto tan magnífico con el que me identifico plenamente. Se nota claramente que te salió muy de dentro y así te quedó, entrañable, humano y "redondo". Te envío un muy fuerte abrazo.

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  2. Como dice Patxi, entrañable y muy certero. Sólo eso nos pertenece, las vivencias y las emociones y sentimientos que surgieron al vivirlas.

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    1. La vida está llena de emociones. Solo hay que saberlas controlar y vivirlas.

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