miércoles, 26 de diciembre de 2012

Soledad



Estaba cansado, era tarde, todo el día visitando clientes, y a tantos kilómetros de su hogar.

Por fin encontró el hotel. Era una ciudad nueva para él. Tenía que haberlo previsto, pero era casi imposible saber donde estaría comiendo o cenando al día siguiente, solo el trabajo lo decidiría. 

Entró en la recepción. Menos mal que podía dejar el coche en la puerta, no siempre tenia un aparcamiento el hotel y la duda si tendría habitación era su constante. Esta vez si. 405. Cuarta planta le dijo el recepcionista, como si esa habitación no estuviera en esa planta siempre.  

Era cómoda, agradable, tenía una sensación de tranquilidad al entrar. Algo había que le recordaba a su casa. Dejo la maleta en la cama, la abrió, coloco la ropa en el armario. Solo la del día siguiente, para que más, siempre era así, cada noche en una cama distinta.

Encendió la tele y cuando quería ver los canales se fijo en la bandeja que había justo al lado. Tenía una encuesta del hotel. Le pedía que contestara el porque había elegido ese hotel y que cosas le gustaría encontrar.

Unas lágrimas recorrieron sus mejillas. Quería encontrar su casa, su familia, su hogar

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