Al
principio solo era un ligero sirimiri, paso a paso, arruga a arruga, quiebro
tras quiebro fue subiendo el nivel de agua. Ahora el agua se acompañaba de
aire, brisa ligera pero muy humedad, cada vez arreciaba mas la ansiedad, las
arenas finas y cálidas se tornaban en movedizas. La inestabilidad ya no estaba
a su alrededor, le envolvía pero eso no era lo peor. Sabía que entraría dentro
de su alma y el agua se volvería diluvio, el aire en huracán y la tierra en el
más impresionante terremoto. Nada donde agarrarse, nada donde tener un punto de
referencia. La cosa no pintaba nada bien. Es más la situación ni pintaba.
No
sabía el porqué no entendía que pasaba. Solo la sensación de vacío que le embargaba hasta dentro. No había un pero….. Tenía que buscarlo como fuera. Y
rápido antes de que sucumbiera en su propia agonía. Solo había una cosa que
podía parar todo aquello.
Y
era él. Solo el. Otras veces lo había conseguido. Esta era la peor. Demasiado
extraña. Muchas dudas. Todo vacío. Nada donde asirse. Las fuerzas que
tanto había presumido le habían abandonado. O se las habían quitado, chupado,
extraído, o las había dado, quien lo sabe.
Demasiadas
presiones, demasiadas inestabilidades, demasiado se implicaba en las cosas, y
él no podía tenerlas, el ritmo de su vida debería ser metódico, como él.
Miró en su
interior y se acordó de la vez que más lejos estuvo de la vida. Y de cómo se
descubrió a sí mismo. Este sería su Pero…... Pero una vez más volvería a
intentar andar los pasos al revés pero sin dejar de mirar al frente. No
entendía, que sin dar un paso atrás sería capaz de volver a
encontrar su camino.
Y
así lo haría. Las marcas de estos días dejarían claramente nuevas cicatrices en
su cuerpo maltrecho pero lleno de fuerza nuevamente. Tenía que sacar algo nuevo
de esta situación. Nada le volvería a dejar vacío por completo. Nadie le
dejarla sin lágrimas. Volvería a ser el de siempre con un recuerdo lleno de
fuerza, lágrimas y vida. Así seria.
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