No
podía cocinar. El solo recuerdo de una gota de aceite caliente le producía la
mayor sensación de dolor posible. Algo que nunca superó. Pero ella pensaba que
nadie podía sufrir tanto. La noticia se la dió el pediatra. Había que operar a
su hijo del corazón. Una criatura de tan solo 4 años.
Que
sensación de angustia y desesperación. Llegó el día y todo salió bien. La UVI,
la UCI y a la habitación. Como era posible que ni un solo gesto en la cara de
su hijo delatara por lo que estaba pasando?
Esto
le hizo pensar en el dolor real. Quien tiene más dolor? Se puede medir? Hay
alguien que tenga más dolor que todos juntos? Quien es el primero de esa lista?
Y quien es el último? O no hay ni primero ni último.
Quizá
no sea una cadena o una lista donde se pueda medir el dolor. Si no, un circulo
donde cada uno se refleja en otro para verlo. Soportar el dolor no es algo que
se haga por instinto, es una de las cosas que se aguanta o no se puede.
Y
el que lo consigue es capaz de aprender a soportarlo, a entenderlo y vivir con
él. Pero hay personas incapaces de soportarlo de ningunas de las maneras.
Esas
personas que nada les puede ayudar. Es más, estamos convencidos que el dolor
solo es una muestra de que algo no funciona. Así que una vez descubierto es
innecesario soportarlo más.
Solo
hemos hablado del dolor físico. No el que nos destroza el alma
No hay comentarios:
Publicar un comentario