domingo, 21 de abril de 2013

Cuatrilogía de los sabores: Agria



-Hola, que tal?  Como estas?  
-Pues anda que tú!!
Le espeto así sin más. De una manera particular se comportaba siempre. Su pasión, nada. Su vida corta. Su vocabulario corto, contundente y tajante hasta exasperante.
Los zapatos de tacón quizá eran demasiado altos para ella, pero no desistía de ponérselos, era lo único que le hacía sentirse casi igual a los demás. Algo de envidia debía tener. Pero no era su principal virtud. En la acera esperaba para cruzar cuando al dar el primer paso se le doblo el tobillo, tacón roto, y tropezón histórico, manos al suelo y porrazo de los que se ríe hasta el propio. Hola, que tal?  Como estas?  Pues anda que tú!!
Pero mujer que te acabas de dar el tortazo de tu vida y solo intento ayudarte a levantarte. Y por lo que veo soy contigo los únicos que no nos hemos reído. Se puso tan roja que no se sabía si era de odio, de rabia, de vergüenza o de la gran torpeza por comportarse de esa manera. Su acidez le había llevado a un comportamiento tan insoportable que ni ella se asumía. Pero le llego su hora. Su zapato de cristal de cenicienta. Su príncipe azul que la sacaba del mundo agrio donde había vivido. 
Sus miradas se cruzaron con intensidad mientras él la levantaba del suelo. Se había parado el mundo. Ni coches, ni camiones de reparto, ni paso de cebra. No había nadie en medio del cruce, solo las dos miradas. O dejaba de ser la maldita agria de su vida o se perdía la posibilidad de tener la carroza de su vida tirada por los mejores caballos blancos y el cochero mas apuesto del mundo.
El tiempo que se había detenido empezó a volar a la velocidad del huracán. Su cabeza era el rayo de luz que le movía y removía los sentimientos. Tenía que darse prisa. Esa mirada se escapaba como el agua entre los dedos. O tomaba la decisión de su vida o seria el limón mas agrio de la vida.
Ya no tuvo dudas, se dejo llevar por los brazos de él. Se agarro a su cuello y no se soltó nunca más de la dulzura de su mirada.

2 comentarios:

  1. Menos mal que cambió el "agrio" por el "dulce", querido amigo Txentxo. Excelente texto que encierra una lección vital. Enhorabuena. Un muy fuerte abrazo.

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    1. tendrás mañana el dulce de la cuatrilogía. Esta palabra que yo me inventé. cuando escribí estos sabores. Un abrazo

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