Esa gota de agua que no deja de caer en el
grifo.
La que escurre por la frente.
La que resbala por el labio.
La que sostiene el botijo en su panza al
calor del verano.
La que el frío nos hace usar el pañuelo. Del
día gris de paraguas y bufanda.
Esa gota que se pega en el pecho al salir de
su casa en el mar.
Aquella que nos bebemos en el culo de
nuestro bebe.
Eres el fruto del llanto y la risa. De la
pena y la alegría.
Esa gota que nos mancha la falda cuando escurre
por el vaso frio.
Que nos sacia la sed en verano y nos
calienta en invierno.
Cuando se juntan, son el hilo que nos dan la
vida y cambian el sentido de nuestras ideas. Se amontonan y rugen escandalosas
por las arrugas de la tierra. Desbordan los ríos y mares en tsunamis asesinos. Cuán
importante es una gota de agua.
Que no se unan. Que solo sea una. Dejará de
ser quien es
Este final es ya todo un clásico en ti, y define a la perfección la esencia de esta nueva y aguda reflexión. Enhorabuena, querido amigo Txentxo. Un muy fuerte abrazo.
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