domingo, 26 de mayo de 2013

Ya soy mujer



No pudo estar mucho tiempo con éllas. Se perdió casi toda su niñez. Pero el poco tiempo que le dejaba su trabajo, sobre todo los fines de semana, no las dejaba. No había momento que no estrujar los segundos con sus niñas.

A vestirlas. Al parque. A pasear. A aprender con ellas las lecciones. A comprarles ropa. Bañarlas y bañarse juntos.

Ellas mandaban en su vida ahora que la madre ya no estaba. Todos los momentos eran un recuerdo continuo de élla. Cuanta falta hacia en una familia la figura de la madre. Ya podía multiplicarse. Sacar seis brazos. Pensar como mujer. Y sentir lo que una madre y esposa siente. Pero que va. Imposible. Eso no se sustituye con nada. Solo se compensa con amor a espuertas. A cántaros como la lluvia. Ni Aún así. Pero eran felices. Difíciles los días. Pero salían del paso.

Día a día se daba cuenta que los cambios llegaban más rápidos que su capacidad de adaptarse a ellos. Pero si aprendió desde el principio que la naturalidad y la sencillez de las cosas estaba de su parte siempre. A preguntas concretas de sus hijas respuestas claras y sencillas. Sin buscar más explicaciones que las que necesitaba cada una de ellas en su caso. Estar a su nivel no significa hablarles con su lenguaje sino hablarles con el lenguaje de un mayor pero con el mayor sentido común posible. Algo que al principio le costó mucho. Pero ellas mismas lo fueron educando con sus respuestas de actitud ante las decisiones de él.

Y como todo llega. Llegó con naturalidad. Aquella mañana la estaban esperando en la puerta de casa, con sus primas y primos. Y soltó la frase. Papá ya soy mujer, biennnn!!!

Con la mayor naturalidad y sencillez. Algunos se pusieron colorados. Pero éllos a reír.

Un paso más en la vida.

2 comentarios:

  1. no hay mejor forma de hablarle y explicarle a un hijo
    simplemente natural y sencillo como la vida......aunque nosotros tratemos de complicarlaaaaa

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  2. PRECIOSO RELATO,....COMO SIEMPRE GENIAL

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