lunes, 13 de mayo de 2013

En la estación



Lleva zapatos de loneta beige claro y medias negras debajo de un short muy corto, su pelo largo y rubio en melena dicen mucho de ella. Cuidada, ligeramente presumida, un maquillaje tenue pero perfecto. La libreta le delata, estudiante de medicina o enfermería. Las notas al margen son las suyas.
Traje gris marengo, corbata azul marino con notas blancas, maletín de los de antes, no lleva el portátil de los de ahora, un representante de productos de alimentación. Se le pierde su deformación profesional cuando lee los envases de las patatas fritas.
Clásico soldado de tierra que se va de permiso a casa. El petate hecho a empujones, se nota sus ganas por salir del cuartel. Y su mirada habla de las ganas que le tiene a su chica. Hace tiempo que no la ve. Ya lo veré de nuevo por aquí con la mirada perdida por el suelo sonando lo bien que lo ha pasado y lo duro que serán los meses en la soledad de la garita.
Por favor, las dos señoras que van al hospital a ver a la vecina.  Casi van vestidas igual, falda granate, blusa y chaqueta de punto una beige la otra blanca, cargadas de revistas y el paquete con pasteles?  Es posible, o con aquellos rollitos de anís que tanto le gustan, tendrán que disimularlos al entrar entre las revistas. Igual no se los dejan pasar a la habitación. 
Está claro que hay gente anodina, que por más que los miras nunca sabrás lo que son. Personas grises que en sus vidas quizá no lo sean, pero que a la vista de un desconocido no demostraran que trabajan en un banco o son dependientes de droguería.
Pero es un buen divertimento en las tremendas esperas de las estaciones o aeropuertos, crear los perfiles de la gente a la que observas. Nunca te atreverás a confirmarlos, pero sí crees que aciertas en todos. Es tu aburrimiento que te hace divertirte con esas historias de vidas ajenas que las haces tuyas. No haces daño y quién sabe si aciertas alguna vez.
Pero no dejaras de mirar a todos cada vez que te sientas y observas.

1 comentario:

  1. No conocía este texto, o sea que no te he robado el título, jajaja. Además, el mío lleva tres puntos suspensivos... Ahora más en serio, aquí hay un muy buen ejercicio de imaginación, querido amigo Txentxo. Me ha gustado mucho.Un fuerte abrazo.

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