-Hola.
-Hola. Quien eres?
-No lo sé. Y tú?
-Yo tampoco. Y que haces aquí?
-No lo sé. Y tú?
-Yo tampoco. Sabes una cosa?
-Si la sé.
-Claro. A mí me pasa lo mismo. Desde que has
empezado a hablar. Ya sabía lo que ibas a decir.
-Que raro, no?
-Si. Oye se lo decimos a los demás?
-Estamos solos. Ya he mirado por todos los
sitios. Y no hay nadie más.
-No hay luz.
-No. Y creo que no hay nunca.
-Tu oyes algo?
-Sí. Oigo a otros como nosotros. Pero
distintos. Más raros.
-Y donde están?
-Estarán fuera.
-Tú quieres salir?
-No. Todavía no quiero salir.
-Ni yo tampoco. Ya vendrán a por nosotros.
-Aquí se está muy bien. Y ahora que sabemos
que estamos los dos mejor.
-No contaremos cosas.
-Cómo no te veo dime como eres?
-Anda! No lo sé. Yo tampoco me veo. Pero si que
me imagino.
-Pues cuéntamelo.
-Vale. Mira me imagino con el pelo rubio. Y
los ojos verdes.
-Yo no. A mí me gustaría tener una melena
negra y brillante. Y los ojos igual. Pero no dices que piensas lo que yo?
-No. te he dicho que pienso lo que tu vas a
decirme. Y casi acierto siempre.
-Sabes una cosa?. Tengo ganas de verte de
verdad. Y darte un abrazo.
-Pues dame lo.
-No puedo. Aunque estamos juntos no te puedo
tocar. Ya me gustaría.
-Pues entonces sí que quiero salir ya.
Quiero verte y tocarte. Siento que estamos muy unidos.
-Pues tendremos que esperar un poco.
Genial diálogo prenatal entre dos gemelos (pienso, por aquello de que habría más conexión que entre mellizos... ). Desde luego, ¡qué cosas salen de tu cabeza! Enhorabuena, querido amigo Txentxo, por esa bendita imaginación. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminar