Somos tan insignificantes que ni la vida nos
pertenece. Por más que creamos que la dominamos y que todos los días hacemos lo
que queremos. Que nada ni nadie manda en nuestra vida.
En un solo acto nos la quita. Y sin aviso. El
Mundo no se para. Ni nadie se para por tu ausencia. Ni tú misma te das cuenta
que ya no te pintas los ojos. Ni te levantas por las mañanas, ni amas, ni
sufres. Que insignificantes somos.
Pero sí es importante nuestra vida cuando la
relacionamos con la vida en general. No sólo con la tuya.
Eres una gota de agua, un soplo de frescura,
un grano de tierra. Pero ese grano, ese soplo, esa gota hace un universo de
vidas. Una con otra hacen mundo y si das a los demás la oportunidad de
disfrutar, de hacerlos felices, de sentir y amar, tu vida tiene sentido, tu
existencia vale la pena.
Tu vida vive, cobra importancia, eres
importante.
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