jueves, 18 de julio de 2013

Pelando la Pava


Llegó muy jovencita del pueblo a servir en casa de los señores. Los amos de la finca donde su padre eran guardeses. Su niñez la pasó en el campo y los límites de su vida estaban en el cercado, y ahora se veía pasando su juventud en la ciudad. Cosa que la alegraba enormemente.

Ya estaba bien de gallinas y pavas. De cerdos y encinas. Ahora vería mundo. Su candidez era total. No sabía de la vida más que la cocina y el campo. Pero no entendía nada del resto. Su cultura era precaria en casi todo. No sólo de letras. Sino de la vida misma. El ama sí que era un encanto de mujer, le ayudaba y le enseñaba todo y con paciencia infinita. Ella decía que se sentía una zoquete per su Ama le decía que aprendía muy rápido. Mas que muchas chicas de su edad acostumbradas a la vida de ciudad.

Ella se encargaba exclusivamente de los dos niños de 3 y 4 años que tenia la señora. Su aseo personal. De jugar con ellos y de pasear por el parque cercano. Los domingos y a la misma hora salía de la casa con el cochecito de los niños. Que aunque en edad de andar la señora no quería que se cansarán demasiado. El paseo eran largo de casi dos horas recorriendo todos los caminos del parque y que siempre estaba lleno de personajes de lo más variopintos. Desde el cura rodeado de criaturas a su alrededor escuchando sus enseñanzas, al soldado de permiso buscando su posible amor.

Qué guapo era, pensó al verlo. Nunca se había fijado en un hombre como hombre. Solo la figura paterna era su hombre. Pero aquel capitán general era el ser más hermoso de la creación. Sus ojos se cruzaron un instante. Y solo ese momento fue suficiente para que a ella le cambiara por completo la forma de pensar.

Aquella noche imposible conciliar el sueño, solo tenía a su ángel vestido de militar y bigote. Los sueños que aun despierta iban desde, que era un hombre a sentir in calor interior del que nunca había tenido. Ya le contó algo la señora aquel día en el que tuvo que enseñarle lo que era ser mujer. Y ahora algo de sentido tenia pero no mucho. Su único deseo en toda la noche es que pasara la semana en ese momento para que fuera otea vez domingo.


Fue allí donde descubrió el amor 

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