Se dió cuenta que al levantarse, había
madrugado demasiado. Era de noche y no veía nada. Es igual pensó. Se levantó de
la cama, salió al pasillo y llegó al cuarto de baño. Y allí, al encender la luz, comprobó la cruda realidad.
Todos sus temores que anidaban en su alma se
confirmaron de golpe. Ahora tenía que asumir su existencia aunque esperada, le
costaría. Pero tomó la decisión de despojarse de toda sensación anterior y
crear una nueva que le llevara a sentir que no va a temer su nueva vida.
Empezó por llenar el resto de los sentidos
con todos los recuerdos posibles. Los colores, las formas, los lugares. A
limpiar de sentimientos dolorosos su espíritu. La tristeza, amargura y la pena
la borró de golpe.
Empezaba la nueva. Y sobre todo, tomó como
referencias a todos sus seres queridos que no durarían en ser su luz.
Se había preparado para ello durante el
periodo que su larga enfermedad le había avisado, y no tenía miedo, solo estaba
desorientado, pero era normal, su capacidad de sufrimiento de toda una vida le hacía
fuerte y seguro.
Salió del cuarto de baño después de asearse.
Incluso de afeitarse y ducharse. Ahora sus pasos serian firmes y seguros. Se había
vencido a sí mismo, era su mejor hazaña, ya nada podría con él
Me gusta la forma positiva de narrar una desgracia, enhorabuena.
ResponderEliminarMe encanta este blog
ResponderEliminarCruda realidad enfrentada con toda la decisión y optimismo posibles. Crudo aunque magnífico relato, querido amigo Txentxo. Enhorabuena. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminar