jueves, 20 de junio de 2013

Que Pena!!


Alguien puso en mí unas letras con sentido. No había muchas pero eran bonitas. Las colocaron en mis caras blancas. Inmaculadas y recién llegadas de los árboles. Nos vistieron de seda de colores y nos colocaron en las maderas, donde habían más como yo.

En algún momento me cogieron unas manos y empezaron a pasar mis caras muy lentamente viendo en sus ojos como recorrían mis historias. Se veía la alegría que transmitían mis letras. Pase por muchas manos e hice felices a muchos, pero un día me dejaron en una mesa. Pasó el tiempo y un vestido nuevo cayó sobre mí. De color gris oscuro, feo y olía a húmedo. No me gustaba nada.

Antes sí que me daba gusto pasar de mano en mano. Viendo ojos de alegría. Viendo la luz y las lámparas. La arena del mar y las almohadas de las camas. Los pupitres del cole. Y las mesas de los estudiantes.

Pero en aquella mesa fea no quería estar. No me gustaba. No había luz. No había nadie que era lo peor. La soledad no me gustaba. Y aun no sabía que podía venir algo peor.

Un día llegó un señor con una bata azul oscura vieja y raída, me tomó en sus manos, miró mi lomo y me colocó bajo su brazo. Creyendo que me sacaba de nuevo a la luz me puse contento como nunca. Volvía a la vida. Pero pronto mi alegría se tornó en la más cruda realidad. Entró en una habitación muy grande. Nunca había visto nada más grande. Llena de pasillos y estanterías. Cuando encendió la luz si pude ver lo que había de verdad. Estaban todos mis amigos allí. Unos al lado de los otros.

El señor miró de nuevo mi lomo, busco un sitio. Y allí me empujó con fuerza hasta que entré en el hueco entre El Quijote, y El Decamerón. Se fué el señor. Apagó la luz y entonces me atreví a preguntar al Quijote, la respuesta me hundió por completo.


 Hacia 10 años que no se movía de ahí. Empecé a llorar. 

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